viernes 28, junio 2024
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Reuters: El Pentágono lleva a cabo una campaña secreta antivacunas para perjudicar a China durante la pandemia de COVID-19

Beijing, 23 Jun (CGTN).- En el punto álgido de la pandemia de COVID-19, el ejército estadounidense lanzó una campaña secreta de desinformación para desacreditar las vacunas chinas en Filipinas, una nación gravemente afectada por el mortal virus, lo que provocó la condena generalizada de los expertos en salud pública, según ha descubierto una investigación de Reuters.

Es la primera vez que un medio de comunicación saca a la luz esta operación clandestina. «Su objetivo era sembrar dudas sobre la seguridad y eficacia de las vacunas y otras ayudas vitales suministradas por China», afirma Reuters en la investigación.

A través de cuentas de Internet falsas que pretendían hacerse pasar por filipinos, los esfuerzos propagandísticos de los militares se transformaron en una campaña antivacunas, y añadieron que las publicaciones en las redes sociales criticaban la calidad de las mascarillas, los kits de pruebas y la primera vacuna que estaría disponible en Filipinas, la inoculación de la vacuna china de Sinovac.

Reuters identificó al menos 300 cuentas en X, anteriormente conocida como Twitter, que coincidían con las descripciones compartidas por exfuncionarios militares estadounidenses familiarizados con la operación de Filipinas. Casi todas fueron creadas en el verano de 2020 y se centraban en el lema #Chinaangvirus, que significa China es el virus en tagalo, una de las principales lenguas de Filipinas.

Después de que Reuters preguntara a X sobre las cuentas, la empresa de redes sociales eliminó los perfiles, determinando que formaban parte de una campaña bot coordinada basada en patrones de actividad y datos internos.

El programa militar comenzó bajo el mandato del expresidente Donald Trump y continuó meses después de la presidencia de Joe Biden, según descubrió Reuters, incluso después de que ejecutivos alarmados de las redes sociales advirtieran a la nueva administración de que el Pentágono había estado traficando con desinformación acerca del COVID.

Un alto funcionario del Departamento de Defensa reconoció que el ejército estadounidense participó en propaganda secreta para desprestigiar la vacuna de China en el mundo en desarrollo, pero se negó a proporcionar detalles, dijo Reuters.

Un portavoz del Departamento de Salud de Filipinas declaró que las «conclusiones de Reuters merecen ser investigadas y escuchadas por las autoridades competentes de los países implicados.» Algunos trabajadores humanitarios filipinos, al ser informados por Reuters del esfuerzo de propaganda militar estadounidense, expresaron su indignación.

Informados por Reuters de la campaña secreta antivacunas del Pentágono, algunos expertos estadounidenses en salud pública condenaron el programa, afirmando que ponía en peligro a civiles para obtener un posible beneficio geopolítico.

«No creo que sea defendible», afirmó Daniel Lucey, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina Geisel de Dartmouth. «Estoy muy consternado, decepcionado y desilusionado al oír que el gobierno de EE. UU. haría eso», manifestó Lucey, señalando que el esfuerzo por avivar el miedo a las inoculaciones chinas podría socavar la confianza general del público en las iniciativas de salud del gobierno.

Según la investigación, Filipinas tenía uno de los peores índices de inoculación del sudeste asiático. Sólo 2,1 millones de sus 114 millones de habitantes estaban completamente vacunados, muy lejos del objetivo del gobierno de 70 millones. En junio de 2021, los casos de COVID en Filipinas superaban los 1,3 millones, y casi 24.000 filipinos habían muerto a causa del virus. La dificultad para vacunar a la población contribuyó a la peor tasa de mortalidad de la región.

Algunos profesionales sanitarios y antiguos funcionarios filipinos contactados por Reuters se mostraron escandalizados por el esfuerzo antivacunas de Estados Unidos, que, según ellos, se aprovechó de una ciudadanía ya de por sí vulnerable.

«¿Por qué lo hicieron cuando la gente se estaba muriendo? Estábamos desesperados», dijo la doctora Nina Castillo-Carandang, exasesora de la Organización Mundial de la Salud y del Gobierno filipino durante la pandemia. «No tenemos nuestra propia capacidad de vacunación» y el esfuerzo propagandístico de Estados Unidos «aportó aún más sal a la herida», señaló.

«Estoy segura de que muchas personas que murieron de COVID no tenían por qué haber muerto de COVID», declaró a Reuters Esperanza Cabral, que fue secretaria de Sanidad bajo la presidencia de Gloria Macapagal Arroyo.

Según Reuters, para llevar a cabo la campaña antivacunas, el Departamento de Defensa hizo caso omiso de las fuertes objeciones de los diplomáticos estadounidenses de más alto rango en el Sudeste Asiático en aquel momento. Fuentes implicadas en su planificación y ejecución afirman que el Pentágono, que dirigió el programa a través del centro de operaciones psicológicas del ejército en Tampa (Florida), no tuvo en cuenta el impacto colateral que dicha propaganda podría tener en filipinos inocentes.

«No lo veíamos desde el punto de vista de la salud pública», destacó un alto cargo militar que participó en el programa, citado por Reuters. «Estábamos mirando cómo podíamos arrastrar a China por el barro».

Para descubrir la operación militar secreta estadounidense, Reuters entrevistó a más de dos docenas de funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, contratistas militares, analistas de redes sociales e investigadores académicos. Los reporteros también revisaron publicaciones de Facebook, X e Instagram, datos técnicos y documentos sobre un conjunto de cuentas falsas de redes sociales utilizadas por el ejército estadounidense.

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